Hay muchos escritos y estudios que nos analizan y exponen la ardua tarea que conllevaba ejercer de monarca en la Castilla del siglo XV. Pero, aunque estos estudios nos muestran que la reina Isabel vivía para trabajar, también tenía sus ratos de ocio, de los que no se habla tanto y que nos dan grandes pinceladas de su personalidad, presentándonos a una reina tranquila, hogareña y sencilla.

Leyendo retazos de diferentes fuentes podemos hacernos a la idea de los gustos y preferencias de la reina Isabel a la hora de ocupar su tiempo libre. Estos escritos nos hablan de animales de compañía, poesía, libros devocionales, encargos artísticos, novelas, ajedrez e incluso de organización de fiestas de cumpleaños.

Pero no nos precipitemos, vamos a descubrir poco a poco qué podría hacer la Reina cuando dejaba, por unos momentos, de ejercer como tal.

ISABEL Y LOS JUEGOS

Partiendo de la base de que la historia nos presenta a una Isabel poco amiga de los juegos, sobre todo de los juegos de azar y apuestas, como las cartas o los dados, que llegó a prohibir en 1476, hay algunos autores que nos presentan a una mujer más propensa entretenerse con juegos tácticos y de ingenio, donde la sesera tenía más presencia que el azar: el alquerque, las damas o el ajedrez podrían ser un ejemplo de este tipo de juegos habituales en la corte castellana del siglo XV. Además, este último, siempre ha estado muy ligado a la figura de la Reina, en la que muchos han querido ver reflejada su influencia en el cambio de juego y protagonismo que sufre la figura de la reina o dama en el ajedrez a finales del siglo XV. Aunque parece ser que los estudiosos del tema aún no se ponen de acuerdo.

También sabemos que el poeta Jerónimo de Pinar compuso para Isabel y sus hijos durante su estancia en Laredo (1496) su famoso Juego trobado. Un juego de ingenio donde a través de una serie de pistas (una planta, un ave, una canción y un refrán) los participantes tenían que averiguar del personaje que se escondía tras ellas.

ISABEL Y LAS FIESTAS

Según nos cuentan las crónicas de aquella época la infanta Isabel se encargó de organizar la fiesta del 14º cumpleaños de su hermano Alfonso. Para celebrar esta fiesta viajaron hasta Arévalo, buscando la compañía su madre. La fiesta incluía una representación que finalizaba con la infanta Isabel recitando estos versos que compuso para el homenajeado:

Excelente rey doceno

de los Alfonsos llamado

en este año catorceno

Dios te quiera hacer tan bueno

que excedas a los pasados

en los triunfos y victorias.

Y en grandeza temporal

tu reino sea tal

que merezcas ambas glorias

la terrena y celestial.

ISABEL Y LA LITERATURA

Otra de las importantes aficiones de Isabel I de Castilla era la literatura. Su biblioteca llegó a tener, dependiendo de las fuentes que consultemos, entre 400 y 800 volúmenes. Y teniendo en cuenta la cantidad de miniaturistas que tenía a su servicio, no eran simples manuscritos. Dentro de su colección de libros, gran parte de ellos eran de temática religiosa, algo que no llama mucho la atención hablando de la reina Católica. Pero también contaba con literatura clásica con autores como Séneca o Terencio, libros de ajedrez, naturaleza, caza, música o libros de caballería.

Esta última temática quizás nos presenta a una Isabel más dispuesta a relajarse y dejarse llevar disfrutando de historias como la de Lanzarote.

ISABEL Y EL ARTE

Está claro que no toda la producción artística que se llevó a cabo teniendo a Isabel la Católica como mecenas estaba ligada al ocio, ni mucho menos. Gran parte de esta producción artística estaba ligada a la política, a la imagen del reino, a la de la monarquía o a la suya propia. Pero sí hay una parte de esas obras artísticas que podemos incluir dentro de ese apartado de ocio. Muchas de ellas pinturas, de devoción principalmente, de estética flamenca por la que sentía gran debilidad. Algunas la acompañaron en sus largos viajes, otras las convertía en obras beneficencia o las regalaba. Tenía a su servicio a pintores como Michel Sittow o Juan de Flandes. Esta importante colección de obras principalmente devocionales se completaba con paisajes o vistas de ciudades.

Breviario de Isabel la Católica

f. 436v, Escudo de los Reyes Católicos junto con los de sus dos hijos y yernos.

Imagen: M. Moleiro Editor.

Estas aficiones entretenían a la Reina en sus ratos de ocio y fueron cambiando con el paso del tiempo. En su juventud nos encontramos con una reina con aficiones más lúdicas como juegos y representaciones que fueron dejando paso a otras aficiones más culturales como el arte y la literatura. Pero no hay que olvidar que en la corte también eran habituales los animales de compañía como gatos y perros a los que poco a poco se fueron uniendo animales más exóticos como los papagayos.

Por supuesto, hablando de ocio no podemos olvidarnos de la música, la danza y el teatro que tenían un gran hueco en la vida de la corte de aquella época.

Después de todo, aunque seguramente los ratos de asueto de la reina no eran muchos, está claro que el abanico de posibilidades de entretenimiento del que disponía Isabel I de Castilla era bien amplio y variado.

Por David García Esteban.

Historiador del Arte, conservador y gestor cultural.

BIBLIOGRAFÍA:

DOMINGUEZ CASAS, R. Arte y etiqueta de los Reyes Católicos. Artistas, residencias, jardines y bosques. Alpuerto. Madrid. 1993.

SÁNCHEZ CANTÓN, F. J. Libros, tapices y cuadros que coleccionó Isabel la Católica. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid. 1950.

VALDEÓN BARUQUE, J. Arte y cultura en la época de Isabel la Católica. Ámbito Ediciones, Universidad de Valladolid, Instituto Universitario de Historia de Simancas. 2002.

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