Las primeras Órdenes de Caballería surgieron en siglo XI en Palestina, como protección de los peregrinos a Tierra Santa, protección de los Santos Lugares y del reino de Jerusalén. Suponían la combinación de dos modos de vida, la militar y la religiosa, por lo que dependían directamente del Papa y organizaban su regla comunitaria según una regla monástica en la que se combinaba la actividad militar y seglar.

En España surgieron en el contexto de la Reconquista, aumentando paulatinamente en número e importancia.

El poder de las Órdenes de Caballería llegó a ser formidable, ya que tenían bajo su jurisdicción villas, castillos y fortalezas. Esta riqueza se vio acrecentada con las dádivas concedidas por los reyes en agradecimiento a su servicio militar, lo que provocó que en muchos casos, la corona viese en ellas un adversario al que mantener bajo control. Ante esta situación, los Reyes Católicos fueron incorporando los Maestrazgos de cada una de ellas a la corona, aprovechando la desaparición de los Grandes Maestres o las rivalidades dentro de la propia Orden.

LA ORDEN DE LA JARRA Y EL GRIFO.

Iglesia de Santa María. Vista de Medina del Campo de Anton van den Wygaerde. Siglo XVI.

El 15 de agosto de 1403, el infante Fernando instituyó la Orden de la Jarra y el Grifo en la desaparecida iglesia de Santa María de la Antigua de Medina del Campo. El día elegido, la Asunción de la Virgen, pone de manifiesto la alabanza y defensa de la pureza de la Virgen María en las que se fundamenta la Orden. El acto comenzó con la imposición a sí mismo de la divisa, en forma de un collar de jarras con azucenas entrelazadas que representaban la pureza de María. Pendiente en medio, un grifo con alas blancas. El grifo es el león alado mitológico, símbolo de fortaleza, el más fuerte de todos los animales, “…que así todos aquellos de la dicha devisa deben ser fuertes e firmes en el amor de Dios, e de la Virgen Santa María, e por lo semejante en las obras de la Cavallería”. De esta forma se unían los ideales en los que se fundamentaban las órdenes: religión y caballería.

Los estatutos de la orden también detallaban la indumentaria característica de los miembros, que implicaba vestir de blanco la víspera y festividad de la Asunción y todos los sábados del año. Si por alguna razón los caballeros o damas no pudieran vestir de blanco, podían llevar en su lugar una estola o faja blanca sin mezcla de otro color. Así mismo, se concedía el derecho a dorar un ala del grifo como señal de victoria…así en mar, como en tierra… o las dos si se repitiese el victorioso hecho.

En el período en el que el infante estuvo al frente del gobierno de Castilla, la orden fue consolidada y adquirió gran prestigio. Su divisa le acompañó en las campañas granadinas y estuvo presente en las procesiones celebradas para conmemorar el triunfo de Antequera. Así mismo, hizo presencia en un lugar de honor en la entrada triunfal en Sevilla, junto con la espada de San Fernando.

La orden acrecentó su notoriedad al ser el infante designado rey de Aragón en 1412, manteniéndola como la más alta distinción para este reino.

En el año 2009 la orden fue reinstituida, participando activamente en diversos actos culturales de la villa de Medina del Campo y respetando casi en su totalidad los estatutos de 1403.

Sepulcro del Adelantado Gómez Manrique y de su mujer Doña Sancha de Rojas. Museo de Burgos. Gómez Manrique lleva la divisa de la Orden de la Jarra y el Grifo.

Por Loreto Sacristán Guijar.

Historiadora del Arte y Gestora Cultural.

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