¿Cuál es el origen de la familia a la que pertenecen los Reyes Católicos? Los Trastámara son una renombrada dinastía que acabó asentándose en las coronas de Castilla y Aragón y dio paso a la Edad Moderna, pero el comienzo de esta historia se remonta a una mujer del siglo XIV, amante de Alfonso XI, con una vida rodeada de intrigas palaciegas.
La úlima despedida (Leonor de Guzmán y su hijo Fadrique), de Antonio Amorós y Botella, 1887, Museo del Prado.
La dinastía Trastámara, a la cual pertenecieron los Reyes Católicos, tiene su origen en una mujer que, aun no teniendo corona, fue una de las personas más ricas e influyentes de la primera mitad del siglo XIV. Ella es Leonor de Guzmán. Sus orígenes se sitúan en la ciudad de Sevilla en 1310, formando parte de dos de los linajes andaluces más importantes de su época: los Guzmán y los Ponce de León. De hecho, su tío abuelo fue Guzmán el Bueno y por rama materna también fue tataranieta (por vía extramatrimonial) de monarcas de León. Según sus coetáneos, Leonor gozó de una notoria inteligencia natural y de una refinada educación cortesana, cuestiones ambas que le hicieron prosperar en la vida, aunque a los 15 años fue casada con el adelantado de Andalucía Juan de Velasco y a los 18 años enviudó al morir el esposo en batalla.
La fortuna sonrió a la joven a pesar de todo, pues, estando en casa de su cuñado en Sevilla, acertó a pasar por allí el rey Alfonso XI de Castilla (bisnieto de Alfonso X y nieto de María de Molina). Se dice que el monarca quedó prendado de Leonor nada más verla. Después de un tiempo, ambos se convirtieron públicamente en amantes y pronto comenzaron a tener descendencia. A pesar de la estabilidad de la relación, los nobles antaño influyentes en la corte -que veían peligrar su estatus y poder a favor de la favorita– presionaron al monarca para que se casara con su prima e hija de Alfonso IV de Portugal, María (nietos ambos contrayentes de santa Isabel de Portugal y Aragón). Con ello Castilla obtendría una potente alianza y apoyo militar con el reino vecino.
El suyo fue siempre un matrimonio terriblemente desgraciado, de pura conveniencia. De hecho, hay un documento en el que el rey llegó a jurar que, si la reina no le daba heredero pronto, la abandonaría para hacer de Leonor su esposa legítima. Esto nunca llegó a ocurrir, porque a los cuatro años de matrimonio nació su primer y único hijo, el que luego pasaría a la historia como Pedro I el Cruel o el Justiciero.
Alfonso XI nunca abandonó legalmente a su esposa e hijo, pero los apartó de la vida cortesana, en el monasterio de San Clemente de Sevilla, donde vivirían ninguneados por el rey. A su vez, el monarca sentó en el trono a Leonor de Guzmán (cual reina sin corona) y la mantuvo siempre a su lado, siéndose fieles en todo momento. Juntos tuvieron diez hijos, de los cuales sobrevivieron a la infancia ocho, todos ellos reconocidos por el rey con grandes títulos. Su primogénito (tras la temprana muerte de sus vástagos mayores), Enrique, sería el famoso conde de Trastámara (un territorio en Galicia junto al río Tambre, antiguamente llamado Tamaris, de donde proviene el término).
Leonor de Guzmán se convirtió de este modo en el personaje más influyente y rico de la corte: era la mano derecha del rey en la toma de decisiones, hacía de intermediara ante el rey y la nobleza en muchos asuntos e incluso recibía a embajadas varias. Alfonso XI además le otorgó grandes privilegios, rentas y dominios: por cada hijo que tuvieron, él le otorgó territorios en Andalucía y en la Meseta hasta Tierra de Campos, gozando de importantes villas y señoríos como Medina Sidonia, Paredes de Nava o Tordesillas y su alfoz entre otros muchos lugares, donde Alfonso XI mandó construir un palacio de recreo de estilo mudéjar con unos impresionantes baños árabes para pasar temporadas junto a Leonor (convertido años más tarde en Real Monasterio de Santa Clara). La inteligencia natural para la buena gestión hizo además que la favorita engrandeciera su patrimonio con compras de terrenos muy ventajosas.
Árbol genealógico de Enrique II y Pedro I. Fuente, Basilio.
Mientras tanto, la verdadera reina María y el príncipe Pedro lamentaban su situación y, poco a poco su odio hacia Leonor y su descendencia iba en aumento. A ellos se unieron algunos nobles levantiscos y conspiradores que sólo velaban por sus propios intereses y culpaban a Leonor de Guzmán de todos los males de la corona. Uno de sus principales detractores fue don Juan Manuel, el señor de Peñafiel: hombre de letras (famosa es su obra El conde Lucanor) y de carrera política, pues siempre estuvo presente en la corte como tutor de Fernando IV (padre de Alfonso XI) y del propio monarca. Según cartas conservadas de este autor, tildó en numerosas ocasiones a Leonor de Guzmán de “esa mala mujer”. Tales fueron sus intrigas que un día escribió a la favorita de buen talante, pidiéndole que insistiera al rey para que éste abandonara a la reina y se casara con ella, pretendiendo con ello una guerra con Portugal y la caída en desgracia de Leonor, propuesta que fue hábilmente rechazada por ella.
En 1350 la adversidad acechó a Leonor de Guzmán, pues Alfonso XI partió a sofocar en Gibraltar (importante plaza castellana en aquel momento) una revuelta de los benimerines y allí desgraciadamente se contagió de peste negra, falleciendo al poco. A partir de aquel momento la fortuna de Leonor de Guzmán se vino abajo: el único hijo legítimo de Alfonso XI y de la reina María se coronó en ese mismo año como rey Pedro I. Leonor de Guzmán y sus descendientes, con un cierto recelo de lo que les pudiera pasar, se parapetaron en sus ricos señoríos y castillos, refugiándose ella en su villa de Medina Sidonia. De allí partió luego a Sevilla, pero la reina madre María y el rey Pedro la encerraron en los Alcázares.
Enrique II de Castilla, primer monarca de la dinastía Trastámara
Mientras tanto, la verdadera reina María y el príncipe Pedro lamentaban su situación y, poco a poco su odio hacia Leonor y su descendencia iba en aumento. A ellos se unieron algunos nobles levantiscos y conspiradores que sólo velaban por sus propios intereses y culpaban a Leonor de Guzmán de todos los males de la corona. Uno de sus principales detractores fue don Juan Manuel, el señor de Peñafiel: hombre de letras (famosa es su obra El conde Lucanor) y de carrera política, pues siempre estuvo presente en la corte como tutor de Fernando IV (padre de Alfonso XI) y del propio monarca. Según cartas conservadas de este autor, tildó en numerosas ocasiones a Leonor de Guzmán de “esa mala mujer”. Tales fueron sus intrigas que un día escribió a la favorita de buen talante, pidiéndole que insistiera al rey para que éste abandonara a la reina y se casara con ella, pretendiendo con ello una guerra con Portugal y la caída en desgracia de Leonor, propuesta que fue hábilmente rechazada por ella.
En 1350 la adversidad acechó a Leonor de Guzmán, pues Alfonso XI partió a sofocar en Gibraltar (importante plaza castellana en aquel momento) una revuelta de los benimerines y allí desgraciadamente se contagió de peste negra, falleciendo al poco. A partir de aquel momento la fortuna de Leonor de Guzmán se vino abajo: el único hijo legítimo de Alfonso XI y de la reina María se coronó en ese mismo año como rey Pedro I. Leonor de Guzmán y sus descendientes, con un cierto recelo de lo que les pudiera pasar, se parapetaron en sus ricos señoríos y castillos, refugiándose ella en su villa de Medina Sidonia. De allí partió luego a Sevilla, pero la reina madre María y el rey Pedro la encerraron en los Alcázares.
A pesar de su difícil situación consiguió hacer que su descendencia estableciera lazos con sus antiguos enemigos gracias al matrimonio secreto de su hijo mayor con doña Juana Manuel, la hija de su difunto enemigo don Juan Manuel. Esto enfureció al rey Pedro cuando se enteró, pues él pretendía a esa misma joven. A partir de aquel momento, su encarcelamiento se volvió más duro: la reina madre María la mostraba ante las cortes reunidas como un verdadero trofeo de guerra y por último la encerró en Talavera de la Reina (villa de su pertenencia), donde fue asesinada en 1351.
El rey Pedro mataría también a tres de sus hermanastros más tarde. Pero la venganza la llevó a cabo el primogénito de Leonor de Guzmán y Alfonso XI, Enrique (conde de Trastámara), quien tras dieciocho años de lucha contra su medio-hermano el rey, y convirtiendo a Castilla en un escenario más de la Guerra de los Cien Años al involucrar a Inglaterra y Francia, terminó asesinándolo en Montiel y coronándose como nuevo monarca con el título de Enrique II de Trastámara, dando origen así a tan famosa dinastía real.
Además de que la descendencia de Leonor acabara en el trono, no sólo de Castilla sino más tarde de Aragón también, sus hijos también formarían los ducados de Medinaceli, Alba, Benavente, del Infantado y Alburquerque, el señorío de Rioseco… La azarosa vida de esta culta mujer inspiró a artistas tales como Gaetano Donizetti en su ópera La favorita (1840):
Por Águeda Sastre Zamora
Historiadora del arte, guía de turismo y músico.
BIBLIOGRAFÍA:
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