En esta ocasión, la entrada de este mes se lo dedicamos a los padres de la reina, Juan II de Castilla e Isabel de Portugal y en concreto al sepulcro que alberga a los dos monarcas en la Cartuja de Miraflores en la ciudad de Burgos.

Apenas separan cuatro kilómetros del centro de la ciudad a la Cartuja de Miraflores, pero cuando te vas acercando a tan emblemático edificio se puede sentir el sosiego y recogimiento que emana su entorno. Eso debió sentir Enrique III, más conocido como el Doliente y burgalés de nacimiento, cuando decidió levantar un palacete donde poder desarrollar una de sus pasiones, la caza. Este lugar recibió el nombre de Miraflores, que según rezan los documentos fue llamado así por el frondoso valle que lo rodea.

Será su hijo, Juan II, padre de nuestra reina católica, quien por mandato testamentario de su padre lo decidiera convertir en un monasterio cartujo bajo la advocación de San Francisco.

“Otrosí; por cuanto prometí de hacer un monasterio de la Orden de San Francisco, en enmienda de algunas cosas en que yo era tenido de hace, mando que los dichos mis testamentarios lo hagan…”

Fragmento del testamento de Enrique III

Apenas dos años antes de la muerte del rey Juan II el monasterio sufrió un incendió que hizo que se produjeran grandes reformas en el edificio y fue el momento en que se cambio la advocación del monasterio a la Santísima Virgen María de Miraflores.

Será este monasterio cartujo el lugar elegido por Juan II de Castilla para descansar la vida eterna. Tras un primer enterramiento en el Convento de San Pablo de Valladolid, su cuerpo fue trasladado por expreso deseo de su hija, Isabel a la Cartuja de Miraflores. Parecía como si la reina Isabel quisiera convertirlo en un panteón real puesto que también se convierte en el lugar donde yace también su madre, Isabel y su hermano menor, el Infante Alfonso. Cabe destacar que el cuerpo de Isabel de Portugal fue trasladado al monasterio cartujo cuatro meses después de morir la reina católica.

“Item, mando que sea cumplido el Testamento del Rey don Juan mi señor y padre (que Santo Paraíso haya), quanto toca á lo que mandó para honrar sepultura en el devoto Monasterio de Santa María de Miraflores; cerca de lo qual se podrá haber información de los religiosos del dicho Monasterio de lo que dello está cumplido, é resta por cumplir; é como quiera que á mi noticia no haya venido que del dicho testamento haya otra cosa por cumplir á que yo sea obligada de derecho, pero sí se fallare en algún tiempo, que del está otra cosa por cumplir á que yo sea obligada, mando que se cumpla”.

Cláusula del testamento de Isabel I de Castilla

La reina Isabel por tanto se convertirá en protectora, continuadora y promocionadora de ese gran proyecto en el que se había transformado tanto en vida como en muerte. Así pues, los monjes cartujos siempre estuvieron muy agradecido por este gran desempeño que la reina puso en el edificio y así se plasma en una de las inscripciones en una de las paredes de atrio “Quorum memoria apud hujus Cartusiane alumnus, in perpetua erit benedictione”.

Sepulcro Juan II e Isabel de Portugal

Este gran proyecto de convertirlo en un panteón no debía caer en balde, así que la reina decidió encargar dos sepulcros, uno a sus padres y otro a su hermano. Hoy, nos detendremos en el sepulcro de sus progenitores, dejando para otra ocasión y con más detenimiento la sepultura de su hermano Alfonso.

Una de las primeras pesquisas era donde debía ir colocada esta magnífica obra y así se hizo, la obra iría colocada en el centro de la nave de la iglesia, a la altura del presbiterio, bajo las gradas de la capilla mayor. La segunda fue la de imaginar un sepulcro sin parangón a lo hecho anteriormente. De esta manera la obra fue encargada al ya reputado escultor Gil de Siloé. Artista flamenco con gran renombre en la ciudad de Burgos donde había desarrollado la mayor parte de su carrera artística.

Cartuja de Miraflores (Burgos). Retablo mayor y tumba de Juan II.

Retrato de Isabel la Católica. Juan de Flandes. 1500-1504. Patrimonio Nacional.

Los diseños fueron presentados a la reina en 1486, pero la obra no comenzó a realizarse hasta 3 años después y dándola por concluida en 1493. A modo curioso nombraremos que fue en una de estas visitas que hizo la reina Isabel a la Cartuja de Miraflores para controlar las obras del proyecto cuando se le realizará el famoso cuadro hecho por Juan de Flandes en la propia Cartuja.

La obra funeraria se componía de tal manera que se trataba de un túmulo exento de alabastro. Lo suave de este material explica que se pudiera esculpir estas formas tan elaboradas. Su forma es de ocho puntas, resultado de la intersección de un rectángulo y un rombo, sobre el que descansan las dos figuras yacentes, Juan II de Castilla e Isabel de Portugal. Destaca la altura del conjunto de casi dos metros entre el zócalo, el cuerpo y el cornisamiento, lo que hace que tenga que ser contemplando desde el altar mayor.

En todo el conjunto se puede ver una variedad iconográfica de leones, toros, santos, virtudes, personajes bíblicos y una gran decoración de follajes, torres y agujas góticas que lo hace caracterizar el estilo artístico del sepulcro.

Dibujo del sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal. Imagen:  web de la Cartuja de Miraflores.

Sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal. Imagen: web de la Cartuja de Miraflores.

Las figuras yacentes de los dos monarcas están separadas por una crestería, reposan sobre almohadones y su apariencia es de descanso. Están tratadas con experta minuciosidad. La figura del monarca de espaldas, ladea su cabeza hacía la derecha, viste de gala, con manto, ropón, joyas y en los pies lleva unos chapines, algo que resulta algo extraño por ser un calzado más propio de las mujeres en aquella época. En la mano derecha, hoy mutilada, porta el cetro real y con la mano izquierda sujeta el manto. De su cuello cuelga un collar de círculos donde se alternan castillos y leones. El caso de la figura de la reina, podemos apreciar como su cuerpo aparece recostado hacia el lado izquierdo. En sus ropajes se puede palpar la misma riqueza que en la vestimenta de su esposo. En la cabeza, cubierta con velo, porta una corona como la del Rey. Sus manos están cubiertas con guantes y adornadas con sortijas sostiene un devocionario y puesto sobre tela de brocado.

Todo el conjunto se rodea de una reja que, aunque no se trate de la original en su totalidad acompaña en grandiosidad al monumento que rodea.

Antes de concluir estas líneas si me gustaría hacer referencia a la reforma que se realizó en la Cartuja en el año 2006, haciéndose un estudio antropológico de los restos conservados bajo el sepulcro de los reyes en la cripta, se descubre que el cuerpo de Juan II estaba casi en su totalidad, mientras que en el caso de Isabel de Portugal sólo se conservaban algunos huesos.

Por Beatriz Calvo Checa.

Historiadora del Arte.

Bibliografía:

Tarin y Juaneda, F. La Real Cartuja de Miraflores (Burgos): su historia y descripción. Hijos de Santiago Rodríguez. Facsímil. (2011).

Arias de Miranda, J. Apuntes históricos sobre la Cartuja de Miraflores de Burgos. Editorial MAXTOR. (2011).

This site is registered on wpml.org as a development site. Switch to a production site key to remove this banner.