La muerte de la reina aconteció un 26 de noviembre de 1504 en el Palacio Real de Medina del Campo y concretamente este mes se cumplen 518 años de este hecho. Aprovechamos la entrada de este mes para aportar algunos datos que nos hablarán sobre qué ocurrió con tan importante real sitio.

Plano del palacio real de Medina del Campo. Rafael Dominguez Casas. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Hace justo un año dedicamos el mes de noviembre a conocer cómo se asistieron los restos mortales de la reina Isabel. Pero, quizás, poco se conoce sobre qué ocurrió realmente con el Palacio Real de Medina del Campo tras su muerte. ¿Perdió su uso real de un día para otro? ¿Qué monarcas albergaron de nuevo en este lugar?  O ¿qué usos tuvo el Palacio Real de Medina del Campo en los años póstumos? Éstas, y otras preguntas, serán tratadas en las siguientes líneas.  

Empezaré respondiendo a la primera pregunta comentando que, tras fallecer Isabel la Católica el 26 de noviembre de 1504, el Palacio continuó ejerciendo como sede de uso Real. Tras la pérdida de la Reina Trastámara continuaron llegando, hasta nuestros días, documentos en los que se redactó que su viudo, el rey Fernando II, asistió de nuevo al Palacio de Medina del Campo, pero haciéndolo siempre en cortos periodos de tiempo – y en destacables ocasiones – para practicar uno de sus pasatiempos preferidos: la caza. El Rey, incluso, una vez desposado en 1506 en segundas nupcias con la noble francesa Germana de Foix, continuó asistiendo al Real Palacio de Medina hasta la fecha cercana a su muerte. Así, queda constatado el año de 1515 como el último registro sellado en el que el Rey albergó en el Palacio, muriendo tan sólo un año después a esta última visita.

Fotograma de la pelicula La Corona Partida. Rodolgo Sancho en el papel de Fernando el Católico y Silvia Alonso en el papel de Germana de Foix.

Hago un paréntesis informando que del nuevo matrimonio entre el Rey Fernando II de Aragón y la hija de Juan de Foix y María de Orleans, nació el príncipe Juan, quien desgraciadamente falleció el día 3 de mayo de 1509, a las pocas horas de nacer. Tras la muerte del bebé, Germana de Foix continuó insistiendo hasta la locura en quedarse embarazada, hasta llegar a recurrir a la elaboración casera de elixires medicinales, supuestamente capaces de vigorizar la mermada potencia sexual de su marido, muy disminuida por su avanzada edad. Retomo la historia de nuestro Palacio para explicar que, en 1513, en una de sus estancias, se relata que el Rey Fernando II cayó gravemente enfermo después de llevar meses ingiriendo brebajes, uno de ellos, la cantárida medicinal. El intento desesperado de engendrar un heredero para la Corona aragonesa, fracasó.

Salvando este hecho, entre los años 1515 y 1524 apenas se encuentra información documentada, ni sobre el Palacio ni sobre su uso. La única mención que encontramos del edificio a lo largo de estos nueve años la encontramos apuntada tras la Guerra de las Comunidades. Arrasada en consecuencia la plaza Mayor del recinto por el fuego, sólo llegó a documentarse, como tal, el importe monetario que se destinó a la reconstrucción de los desperfectos del lugar.

Posteriormente, ya muy avanzada la segunda década del siglo XVI, el Palacio continuó gozando de un uso Regio. Prueba de ello son las tres visitas que hizo la emperatriz Isabel (esposa del Rey Carlos I de España y V de Alemania), quien asistió al Palacio de Medina del Campo acompañada de sus dos hijos, Felipe y María, y de su caballerizo mayor, Francisco de Borja y Aragón. Durante este plazo se registraron diversas cartas remitidas por la misma emperatriz a su esposo, el Rey, en las que le detallaba las dificultades económicas personales que le atendían con el mantenimiento gubernamental de su Corte.

Retrato de Carlos V y la emperatriz Isabel. Rubens. 1628. Palacio de Liria (Madrid).

A partir de este momento no encontramos documentos que certifiquen aposentos futuros de otros reyes en el Palacio. No obstante, ello no significa que no se dieran, ya que se tiene certeza que Medina del Campo continuó siendo lugar de paso de monarcas, tal y como se constata por parte de Carlos I o de su hijo, Felipe II, el Prudente. Precisamente, durante el reinado de este último se describe el Palacio como “una casa en bastante mal estado que poco a poco va perdiendo algunas estancias por el paso del tiempo y el desuso”. Ello explica que en 1575 hubiera un intento de convertir el antiguo edificio Real en una aduana, o que posteriormente, en 1603, la Chancillería sugiriera convertir el antiguo Palacio en una cárcel, dirigida por dicho organismo.

Ya a finales del siglo XVII, en 1673 y gobernando Carlos II, el Palacio fue cedido al Cabildo Mayor de la villa. Durante los siguientes años se arreglaron diversas alas del recinto, destacando la remodelación de las salas que daban a la plaza Mayor, con el fin de que los beneficiados parroquiales pudieran presenciar los actos públicos que allí se daban. Es a partir de esta nueva utilidad que podemos asegurar que nuestro Palacio, como tal, dejó definitivamente de tener función regia.

A lo largo del siglo XIX, tras las desamortizaciones, el Palacio sufrió un deterioro que acabó derrumbando algunas de sus estructuras más primitivas, las cuales nunca fueron reconstruidas. No obstante, gracias a un plano urbanístico de la villa, a la existencia de otras referencias documentales y al resultado de pequeñas excavaciones contemporáneas que se han ido realizando en la periferia adyacente al edificio, hoy podemos reconstruir sobre maquetas a pequeña escala las dimensiones originales de las que gozó el Palacio Real en sus siglos de máximo esplendor.

Finalmente, desde el año 2003 y con motivo del V Centenario de la muerte de la Reina Isabel la Católica, se impulsó la remodelación del Palacio Real hasta reconstruirlo tal y como lo conservamos en la actualidad. Con ello, y para dar fin a la presentación y al tema que nos ha entretenido hoy, os invito a acercaros a la villa de Medina del Campo y disfrutar del Palacio Real Testamentario, donde descubriréis de primera mano tanto la trayectoria histórica que aguarda el recinto, como la importancia del lugar que registró – y de ahí su actual título – las últimas voluntades de la Reina Isabel de Castilla.

Por Beatriz Calvo Checa.

Historiadora del Arte.

Bibliografía

SANCHEZ DEL BARRIO, A. Medina del Campo. Ámbito. 1996

MAZARIO COLETÓ, M. Isabel de Portugal: Emperatriz y Reina de España. Escuela de Historia Moderna, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951

BLANCO SÁNCEHZ, A, Sobre Medina del Campo y la Reina agraviada. Caballeros de la hispanidad de Medina del Campo. 1994