Si había en el reino de Castilla una guardia real legendaria y arraigada en la historia sin duda esta era los Monteros de Espinosa, guardia que como no podía ser de otra manera guardó, acompañó y veló a la Reina Isabel.

Monumento a los Monteros de Espinosa en la localidad de Espinosa de los Monteros haciendo alusión a su mítica fundación. Foto: Javierne.

El origen de esta guardia es un origen legendario, mítico. Cuenta la leyenda que en los tiempos en los que Castilla aún era un condado dependiente de León, un modesto escudero salvó la vida del Conde Sancho García. El escudero, sabedor de una trama para acabar con la vida de su señor le pone sobre aviso de esta circunstancia y gracias a ello Sancho García logra salvar su vida. El modesto escudero era natural de la villa burgalesa de Espinosa de los Monteros y como muestra de gratitud el Conde crea una guardia real en base a este acontecimiento. Nace de este modo la guardia real de los Monteros de Espinosa a la que sólo podrán acceder los naturales de esta villa burgalesa. Si estos guardias se casaban estando fuera de la localidad procuraban llevar a sus mujeres a Espinosa para que alumbrasen allí a sus hijos, los cuales sólo así podrían en un futuro llegar a ser Monteros de Espinosa.

Lejos de la leyenda, se tiene constancia documentada de esta guardia al menos desde el siglo XII o XIII donde aparecen junto a los reyes de Castilla y posteriormente a los reyes de España permaneciendo en vigencia hasta la proclamación de la II República. Reinstaurada en 1975, actualmente forma parte del Grupo de Honores de la Guardia Real.

Las fundiciones de la guardia eran fundamentalmente la custodia y guardia de la alcoba real mientras los soberanos descansaban en ella. Por añadidura custodiaban el Palacio durante la noche, vigilando el acceso a él durante estas horas nocturnas. De igual manera se encargaban de dar escolta a los miembros de la familia real si por circunstancias debieran salir de palacio durante la noche, motivo por el cual históricamente se les hacía sabedores de grandes secretos de estado.

A la derecha de la imagen, con el escudo de Castilla, se puede observar a un Montero de Espinosa, según dibujo del Conde de Clonard.

En lo referente a la reina Isabel tenemos numerosa documentación sobre su actividad entre otros gracias al Libro de la cámara real del Príncipe Don Juan obra de Gonzalo Fernández de Oviedo. En la citada obra se explica como los Monteros instalaban sus camas en una sala junto a la cámara donde la reina pasaba la noche. Cuando la soberana se acostaba salían de la cámara real las camareras y los Monteros comenzaban su guardia. De tal modo se hacían cargo de la vigilancia de la puerta de la cámara regia que quedaba cerrada, pero sin echar la llave. Al comenzar la guardia se encendía una gran vela de cera que permanecía encendida toda la noche y entre los Montero en servicio esa noche se echaba a suerte el reparto de los tres turnos (prima, modorra y alba) que se medían por un reloj de arena. La guardia se establecía de la siguiente manera: cuatro Monteros custodiaban la puerta real, otros 4 descansaban en las camas montadas en una sala contigua a la cámara real y otros cuatro hacían una ronda por el Palacio con la orden de detener a cualquier intruso no identificando encontrado en el recinto pudiendo acabar con su vida si no acreditaba satisfactoriamente el motivo de su visita. Estas funciones iban rotando a lo largo de la noche pasando los 12 Monteros en servicio por las tres labores explicadas. Su trabajo acababa cuando al salir el sol llegaba la camarera o camarero real para vestir a la reina, entonces los reposteros de camas les revelan y los doce Monteros juntos hacían la última ronda por Palacio finalizando su labor abriendo la puerta del Palacio. Según relata Fernández de Oviedo en época de la reina Isabel sirvieron a sus órdenes entre 24 y 29 Monteros y otros tantos en la casa del príncipe Don Juan.

En definitiva, más allá de su labor como escolta sin duda toda su actividad sirve de igual modo para descifrar y conocer algo más de la forma de vida, costumbres y curiosidades de toda una época de la historia.

Por Felipe López Pérez

Historiador del Arte y gestor cultural.

BIBLIOGRAFÍA:

 

  • DOMINGUEZ CASAS, Rafael. Arte y etiqueta de los Reyes Católicos. Editorial Alpuerto. Madrid, 1993

 

  • SÁNCHEZ MORENO DEL MORAL, Fernando. Los leales Monteros de Espinosa. Diputación de Burgos, 1982

 

  • FERNÁNDEZ DE OVIEDO, Gonzalo. Libro de la cámara real del príncipe Don Juan. Edición Santiago Fabregat Ríos. Publicacions Universitat de Valencia, 2006