“La reina Isabel la Católica, presidiendo la educación de sus hijos” (hacia 1864), Isidoro Santos Lozano Sirgo, Museo del Prado.

La educación en la corte de los Reyes Católicos constituyó un modelo en el que la música fue una de sus piedras angulares. El humanismo, la expansión de la imprenta y la gran labor de mecenazgo de Isabel y Fernando hicieron que los monarcas gozaran de grandes eruditos en su corte y que el príncipe y las infantas llegaran a destacar en numerosos campos artísticos, incluyendo su faceta como intérpretes musicales.

La corte de los Reyes Católicos fue un referente para las altas casas nobiliarias de la época en lo que a educación se refiere. Estos monarcas protagonizaron el cambio de la formación cortesana caballeresca, basada en modelos más medievalistas, a la introducción de matices humanistas, considerados fundamentales para crear buenos gobernantes, entre los que la música siempre estuvo presente. Hay que tener en cuenta que ya desde principios del siglo XV el papel de este elemento en las cortes era propagandístico y era símbolo de la magnificencia de los monarcas, por lo que los reyes fueron creando capillas cortesanas con los mejores músicos y poniéndolos también a su servicio como formadores de los príncipes.

La educación temprana de la reina Isabel comienza en Arévalo, donde pasó su infancia junto a su madre, Isabel de Portugal, y su hermano pequeño, el infante Alfonso. Por supuesto, nadie pensó en aquel momento que la entonces infanta acabara convirtiéndose en la siguiente monarca castellana, por lo que su formación se basó únicamente en el protocolo cortesano, así como en cuestiones religiosas y espirituales. Aún así, Isabel estuvo en contacto con grandes intelectuales del círculo de la corte de su fallecido padre, como Gómez Manrique, fray Martín de Córdoba o Diego Valera.

Virginal flamenco (1576), Patrimonio Nacional.

En lo que concierne a lo musical, gracias a los volúmenes de la biblioteca que Isabel poseía en Arévalo sobre esta temática, es de suponer que la infanta comenzara su educación en el canto y la danza. Rodrigo Sánchez de Arévalo, reputado diplomático y pedagogo, escribió en su Tratado sobre técnica, método y manera de criar a los hijos, niños y jóvenes (1453) que cantar y tañer era fundamental en el aprendizaje de los reyes, príncipes y nobles.

Isabel enriqueció su formación al llegar en 1462 a la corte de su hermano mayor, Enrique IV, en la que se empapó de la riqueza cultural de la ciudad de Segovia, así como de las aficiones musicales del rey. Por motivo del decimocuarto cumpleaños del infante Alfonso en Arévalo, Isabel representó el papel de musa en unos momos compuestos por Gómez Manrique (Breve tratado para unos momos que Su Excelencia fizo con los fados siguientes), versos laudatorios de temática mitológica en los que la música también estaba presente.

Órgano de realejo llamado de la reina Juana (siglo XVI), Patrimonio Nacional.

Tras coronarse como reina y tener descendencia, tanto Isabel como Fernando intentaron procurar dar una refinada educación a sus hijos, estando la música, el canto y la danza dentro del programa formativo cortesano. Se tienen noticias de la inclinación natural del príncipe Juan por tañer (aunque en cambio no estaba bien dotado para el canto solista), así como la habilidad de las infantas Juana y Catalina como intérpretes de instrumentos de tecla y arpa. A día de hoy, Patrimonio Nacional posee en sus colecciones un órgano de realejo llamado de la reina Juana (XVI) y un virginal flamenco de 1576, conservados en Tordesillas desde la época hasta su traslado reciente a Madrid con motivo de su restauración.

El príncipe Juan gozó de una capilla privada de músicos, siendo Juan de Anchieta su maestro. En la parte final del Libro de la Cámara Real del príncipe don Juan  de Gonzalo Fernández de Oviedo (1548) se describe con mucho detalle la faceta musical del príncipe y la dotación de su capilla con instrumentos de tecla, cuerda pulsada y frotada, viento y percusión:

Era el Príncipe don Johan, mi Señor, naturalmente inclinado a la música, e entendíala muy bien, aunque su voz no era tal como él era porfiado en cantar; pero en compañía de otras voces pasaba adelante: e para eso en las siestas, en especial en verano, yvan a palacio Johanes de Ancheta, su maestro de Capilla, e quatro o cinco muchachos moços de capilla de lindas voces, de los quales era uno Coral, lindo tiple que después fué muy excelente cantor y tiple. Y el Príncipe cantaba con ellos dos oras o lo que plazía, e les facía Thenor, e era bien diestro en el arte. En su Camara avía un clave-çímbanos e clavicordio e vihuela de mano e vihuelas de arco e flautas; e eb todos esos instrumentos sabía poner las manos. En su cámara había un claviórgano que fue el primero que en España se vido y lo hizo un gran maestro moro de Çaragoça de Aragón llamado Mofevrez, que yo lo conocí, y le dio a su alteza su hermano reverendísimo don Alonso de Aragón Arçobispo de Zaragoza, hijo del Rey Católico. Tenía músicos de tamborinos y salterios e duçaynas e de harpa, e un rabelico muy precioso que tañía un Madrid, natural de Caramanchel, aldea de Madrid, e híçose rico sirviendo a su alteza.

Thenia el Prinçipe muy gentiles menestriles altos de sacabuches e cheremías e cornetas e trompetas vastardas e cinco o seys pares de atabales; e los unos e los otros muy hábiles en sus oficios e como convenían para el servicio e casa de tan alto Príncipe.

 

“Doña Juana la Loca” (1884-1885), Vicente Palmaroli y González, Museo del Prado.

La infanta doña Juana, quien tras la muerte de sus hermanos mayores y su sobrino (el príncipe Miguel) sería la nueva monarca con el título de Juana I de Castilla, inculcó a su descendencia el gusto por lo musical, como puede verse en la temprana educación en Malinas del emperador Carlos V y de dos de sus hermanas, Eleonor y María, quienes llegaron a ser verdaderas virtuosas del laúd y clavicordio.

Como se ha podido comprobar, la educación de los príncipes en la Corte de los Reyes Católicos era prácticamente un asunto de estado, ya que de ello dependería su capacidad de buen gobierno, y en esa formación regia la música siempre fue una materia indispensable.

 

Por Águeda Sastre Zamora.

Historiadora del Arte y músico.


BIBLIOGRAFÍA:

CASTRILLO HERNÁNDEZ, G., “La escuela musical castellana en época de Dª Isabel la Católica”, en Publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, n. 6 (1951), págs. 219-236.

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DEL VAL VALDIVIESO, M.I., “La educación en la corte de la reina Católica”, en Miscelánea Comillas, vol. 69 (2011), num. 134, págs. 255-273.

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VALDEÓN BARUQUE, J. (ed.), Arte y cultura en la época de Isabel la Católica, Ámbito, Valladolid, 2003.

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