Por tercer año consecutivo, para conmemorar la 33 Semana de Cine de Medina del Campo dedicaremos nuestra entrada del blog de este mes de marzo a la figura del rey Carlos I de España y V de Alemania en la gran y pequeña pantalla.

Era nieto e hijo de reyes. De tantos títulos que se unían en su figura debería unir a ello una fisonomía que acompañara a todo el poder que se aglutinaba en él.

¿Qué dicen los cronistas de su tiempo?

El embajador veneciano Gasparo de Contarini, describía el físico de Carlos V de esta manera a la edad de 25 año:

Es de estatura mediana, ni muy grande ni muy pequeño, de color más bien pálido que rubicundo; de cuerpo bien proporcionado; bellísima pierna, buen brazo, la nariz un poco aguileña, pero poco, los ojos inquietos, el aspecto grave, pero no cruel ni severo; en él ninguna parte del cuerpo se puede afear, excepto el mentón, o sea todo el maxilar inferior, el cual es tan ancho y tan largo que no parece natural de aquel cuerpo, sino postizo, donde sucede que no puede, cerrando la boca, unir los dientes inferiores con los superiores, antes los separa un espacio del grosor de un diente, de donde en el hablar, máxime al terminar la cláusula, balbucea alguna palabra, lo cual frecuentemente no se entiende muy bien”.

En cuanto al semblante, Alonso de Santa Cruz, historiador del renacimiento nos dice:

Fue muy agudo y muy claro de juicio, lo cual se veía en él por el conocimiento que tenía de todas las cosas y en las buenas razones que daba de todas ellas. Y conocíase su gran memoria en la variedad de las lenguas que sabía, como eran: lengua flamenca, italiana, francesa, española, las cuales hablaba tan perfectamente como si no supiera más de una”.

Paolo Giovio, humanista italiano, escribe:

Tenía el emperador… un rostro claro y transparente, muy lindo, con la color quebrantada como una plata. Los ojos zarcos y suaves… compuestos a una cierta noble honestidad, y varonil modestia. La nariz un poco aguileña… La barbilla un poco salida a fuera (lo que le quitaba un no se qué de gracia), pero dávale grande autoridad tenerla cubierta de una grande y roxa barba”.

El tema a tratar es la imagen de Carlos I de España y V de Alemania en el cine. No es extensa su representación en el cine como pudo ocurrir en el caso de Isabel la Católica, pero aquí hacemos un recorrido por algunas más notables.

Ricardo Acero como Carlos I en Locura de Amor (1948).

La figura de Carlos V en el cine español de los años 40 no dista mucho de como han sido tratados otros personajes históricos dentro del cine de esta década, un medio que se convertía para canalizar un mensaje ideológico. En este caso lo vemos como un rey joven que visita a su madre, la reina Juana. El personaje escucha atentamente la vida de ella. Tan fiel al cine de su tiempo, es la representación que hacen sobre él, en Locura de Amor, 1948.

 

 

Jesús Tordesillas como Carlos I en Jeromín (1953).

No difiere mucho el Carlos V de la película Jeromín  en 1953. Todavía heredero del cine de “salvación nacional”. En este caso su imagen es de edad avanzada puesto que en la película se narra la vida de Don Juan de Austria, hijo natural del rey, que tuvo a la edad de 47 años. El emperador es mostrado en sus últimos años de vida, con lo que le muestran con achaques e incluso hasta la representación de su muerte.

 

 

Tendrán que pasar unas cuantas décadas para que en el año 2003 se pueda ver otra representación del emperador, en Lutero. Lutero comparece ante el Emperador Carlos V en la Dieta de Worms. Destacamos el trabajo de vestuario, recreando la indumentaria de clara influencia flamenca.

Torben Liebrecht como Carlo I en Lutero (2003).

Retrato de Carlos V por Bernard van Orley.

 

 

 

 

 

En lo referente a la pequeña pantalla,  series como Los Tudor (2007), Carlos, Rey Emperador (2015-2016) o en la docuficción, Carlos V: Los caminos del emperador (2019). Se tratan de las imágenes más recientes de Carlos V.

En la producción canadiense, Los Tudor (2007), se narra el reinado de Enrique VIII de Inglaterra. Cuatro temporadas en las que pondremos especial interés en la primera, donde aparece el emperador en una visita a la Corte Inglesa. Como podemos ver su físico dista mucho del real y en la que podemos ver la distancia que existe entre ellos por cuestiones políticas, religiosas y familiares.

Sebastián Armesto en Los Tudor (2007).

Retrato de Carlos V por Jan Cornelisz Vermeyen.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Álvaro Cervantes como Carlos V.

Después del éxito de la serie Isabel (2012 – 2014),  TVE  aprovechó el tirón de personajes históricos, así lo vemos en Carlos, Rey Emperador (2015-2016). Diecisiete capítulos y una sola temporada para resumir la vida del emperador. El actor que interpreta a Carlos es el mismo desde su llegada a España con 17 años hasta su muerte a los 58. Un trabajo de caracterización muy complicado.

 

 

 

 

 

El pasado año 2019, la 2 de Televisión Española emitía una docuficción histórica, CarlosV: Los caminos del emperador.  Cinco episodios de apenas 30 minutos de duración. En ella se trata los viajes tan decisivos que marcaron la vida del emperador y que forjaron su carácter. Se trata desde el nacimientos hasta la muerte y haciendo hincapié en su último viaje de Laredo a Yuste.

Mariano Zorrilla como Carlos V.

Carlos V por Tiziano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Beatriz Calvo.

Historiadora del Arte.