Miniatura que representa la lucha entre Pedro el Cruel y Enrique de Trastámara ante el castillo de Montiel. Genealogía de los reyes de España. Alonso de Cartagena. (1463).

Este mes descubriremos algunas curiosidades de los Trastámaras, rama menor de la reinante Casa de Borgoña, que  reinaron desde 1369 a 1555 y a la que pertenecían los Reyes Católicos.

Unos orígenes muy polémicos

«¿Dónde está ese judío hideputa que se nombra Rey de Castilla?», ésta frase de Enrique, hermano bastardo del Rey, que gritada antes de acabar con la vida de su hermano Pedro I marcó el inicio de la subida al trono del primer Trastámara. Lógicamente, la subida al trono de Enrique II no estuvo exenta de polémica y por ello los primeros Trastámaras fueron conocidos como “fratricidas” y “usurpadores”.

Años después, la boda de Enrique III (nieto del primer Trastámara) con Catalina de Lancaster (nieta de Pedro I) otorgó la legitimidad que les faltaba.

Más curioso es que el calificativo de usurpador no acompañó sólo a Enrique II. Isabel la Católica tuvo que ver como algunos partidarios de Juana la Beltraneja, hija de su hermano mayor Enrique IV, le imponían ese calificativo tras proclamarse Reina de Castilla.

Expansión de los Trastámaras

El primer Trastámara que lució una corona sobre su testa fue Enrique II y  Juana I de Castilla la última. Durante ese tiempo consiguieron reinar en diferentes reinos como el de Castilla, Aragón, Navarra o el de Nápoles.

Árbol genealógico de los reyes de la rama Trastámara. En rojo se representa a los reyes de Castilla, en amarillo los de la Corona de Aragón, en verde los de Navarra.

El caso más llamativo de esa búsqueda de expansión fronteriza es el de Juan I de Castilla cuyos hijos llegarían a reinar en dos reinos: Enrique III sería rey de Castilla y Fernando I su homólogo en  Aragón gracias, este último, al Compromiso de Caspe.

Rey de vestido con las armas de Castilla y León.
Siglo XV. Manuscript (MS 4790).
Biblioteca Nacional, Paris.

Un reino sin Corona

El proceso de coronación ha ido cambiando a lo largo de los siglos pero lo curioso es que desde Juan II los reyes se proclaman, no se coronan. Esto posiblemente se debe a que Catalina de Lancaster, viuda de Enrique III de Castilla, regaló a Fernando de Antequera, su cuñado,  la diadema que había pertenecido a los reyes castellanos para que se coronase Rey de Aragón.

La noche de bodas sin sábana pregonera creó mala fama a un Trastámara

Enrique IV, hermano de Isabel la Católica, tuvo dos esposas. La primera fue Blanca de Navarra con la que nunca mantuvo relaciones íntimas (según el cronista de Juan II, «quedó tal cual nació…»). Matrimonio que será finalmente anulado por no consumación el 2 de mayo de 1453 aduciendo Enrique que una “impotencia recíproca debida a influencias malignas” le impidió intimar con su esposa por algún

Reymont y Melusina bendecidos por el obispo en su cama en su matrimonio, xilografía del siglo XV.

“ligamento” o “hechizo”. La principal consecuencia de la no consumación era la invalidez del matrimonio al ser requisito imprescindible que se mostrará la sábana pregonera después de la noche de bodas para demostrar la “virtud” de la dama y la “hombría” del varón. Sin esa evidencia el matrimonio podría ser invalidado por alguna de las dos partes. Pero después de 13 años de matrimonio no fue tan sencillo.  Para permitir la separación matrimonial se realizó una vista en la villa de Alcazarén (Valladolid) donde Enrique pretendía demostrar que esa imposibilidad era exclusivamente con su esposa, haciendo incluso testificar a prostitutas que relataran sus encuentros con él para debilitar las habladurías que se vertían sobre su persona y que aludían a su supuesta impotencia u homosexualidad.

Para rebajar la presión y humillación se eliminó la tradición de tener testigos la noche de bodas y mostrar la sábana pregonera. Aun así, la fama de Enrique siguió empeorando tras la boda con Juana de Portugal hasta su muerte.

Testigos de nacimientos reales por decisión de un Trastámara

Durante siglos se impuso la tradición de certificar que el heredero era de sangre real con la presencia de diferentes testigos cuando una reina daba a luz. Lo curioso es que esta tradición se estableció a partir de Maria de Portugal, madre de Pedro I el Cruel, ya que los partidarios de Enrique de Trastámara siempre insinuaron que Pedro era un impostor puesto que, según ellos, la reina dio a luz una hija y que ante el miedo de que Alfonso le repudiase intercambio la niña por el hijo de un judío (Pedro Gil) que había nacido el mismo día. Aunque posiblemente sólo fuera un rumor malintencionado, lo cierto es que a partir de entonces las reinas castellanas se veían obligadas a pasar por ese incomodo momento.

Escena de parto. Herbario de la primera mitad del siglo XIII. Sur de Italia. [COD. VIND. 93, FOL. 102R, BIBLIOTECA NACIONAL DE AUSTRIA, VIENA].

BARTOLOMEO DI FRUOSINO
Desco da parto (1428)
New York HistoricalSociety, New York.

Para mitigar la vergüenza que les ocasionaba estar rodeadas de numerosos testigos algunas idearon pequeños trucos. Un ejemplo lo encontramos en  Isabel la Católica que pedía a sus doncellas que le colocasen un velo sobre su rostro para evitar que nadie viera sus gestos de dolor. Sin embargo, no todas tuvieron que pasar por esta tradición ya que no olvidemos que Juana, hija de los Reyes Católicos, dio a luz a su hijo Carlos en un retrete.

Por Eva Mª Quevedo Nieto.

Directora de proyectos y gestora cultural.

BIBLIOGRAFÍA

VALDEÓN BARUQUE, Julio: Los Trastámaras. Madrid, Ediciones Temas de Hoy, 2001. ISBN 84-8460-129-3. Reeditado en 2006 por RBA Ediciones, ISBN 84-473-4739-7.

VALDEÓN BARUQUE, Julio (1996). Enrique II. Palencia: Diputación Provincial de Palencia. ISBN 84-8173-051-3.

VALDEÓN BARUQUE, Julio: Pedro I, el Cruel y Enrique de Trastámara: la primera guerra civil española?. Aguilar, 2002

PRIETO CANTERO, Amalia. ¿Dónde están el collar de balajes y la corona rica de la reina católica?  Instituto Salazar y Castro (CSIC). 1978.

CARRASCO MANCHADO, Ana Isabel. Isabel I de Castilla y la sombra de la ilegitimidad. AKAL Universitaria. Historia Medieval. Sílex Ediciones. 2006. ISBN: 9788477371656.

LERALTA, Javier (2008). Apodos reales: historia y leyenda de los motes regios. Silex Ediciones. ISBN 9788477372110.

MARAÑÓN, Gregorio (1946). Ensayo Biológico sobre Enrique IV de Castilla y su Tiempo. Buenos Aires: Austral. pp. 95-99.

Rialp Ediciones (1981). Los Trastámara y la Unidad Española. Ediciones Rialp. ISBN 9788432121005.

SUÁREZ FERNÁNDEZ, Luis (1976). Historia de España antigua y media,1. Ediciones Rialp. ISBN 9788432118821.

JUNCEDA AVELLÓ, Enrique. Ginecología y vida íntima de las reinas de España (I). 1991.ISBN: 84-7880-086-7