Detalle del lienzo de Eduardo Rosales “Doña Isabel la Católica dictando su testamento” (1864). Museo del Prado.

El día 8 de noviembre de 1517 fallecía Francisco Jiménez de Cisneros, más conocido por su titulo  eclesiástico, el de Cardenal, confesor de la reina Isabel la Católica, arzobispo de Toledo y regente de Castilla en dos ocasiones.

Bautizado como Gonzalo Jiménez de Cisneros, tras sufrir una profunda crisis espiritual, entró en la orden de los franciscanos por el que su  nombre fue cambiado por el de Francisco en honor al fundador de la orden.

Perteneciente a una familia hidalga y de poca fortuna, su formación se dividió entre Álcala, Salamanca y Roma, donde fue ordenado sacerdote. De esta última ciudad vino con una bula papal que en la que se le concedía la primera vacante que quedara libre en el arciprestazgo de Toledo, quedando libre el arciprestazgo de Uceda (perteneciente al arciprestazgo de Toledo) esto le llevó algún que otro quebradero de cabeza con el Arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo, quien tenía este puesto destinado a un familiar. Por temor a otras represalias se trasladó al obispado de Sigüenza, nombrado Capellán Mayor, bajo la protección del Cardenal Pedro González de Mendoza, que le ayudó a consolidar su carrera política y eclesiástica.

1492 será un año clave para nuestro personaje. Por recomendación de su protector, el Cardenal Mendoza, acepta el cargo de confesor de la reina Isabel. Desde esta posición estaría estrechamente unido a los asuntos políticos.

Desde esta nueva situación realizó dos proyectos importantes, el primero gracias a su compromiso de unión con la orden franciscana, realizando la Reforma de la Orden, logrando restablecer su pureza inicial; el segundo, una gran renovación para su iglesia y toda la provincia toledana, contando con el beneplácito del propio papa, Alejando VI, gracias al nombramiento de Arzobispo de Toledo que se le había hecho en el año 1495.

Muy unido a la figura de los Reyes Católicos, decidió establecerse en Granada para ver impulsada la tarea de conversión. En poco tiempo obtuvo resultados favorables, pero también creó un gran rechazo de los musulmanes, lo que llevó a una guerra en las Alpujarras que hizo que Cisneros tuviera que abandonar Granada.

Historia del Reino de Castilla. “Presencia del Cardenal Cisneros (1436-1517) ante la reina Isabel I la Católica (1451-1504). Cuadro del señor Jadraque. Grabado por R. Milliet. “La Ilustración Española y Americana”, año 1872.

A pesar de que Cisneros era uno de los más fieles consejeros de la reina Isabel, no le acompañó en su enfermedad ni estuvo presente en sus últimos días en Medina del Campo. La muerte de la reina llevó a una Castilla enfrentada entre los partidarios de Felipe el Hermoso y Fernando el Católico, tomando la figura del Cisneros un papel importante en la Concordia de Salamanca (1505), en la que se decide que el rey Fernando se aleje de Castilla. A pesar de esta decisión Cisneros se quedó en Castilla. El rey Fernando le aconsejó estar cercano a la figura del Felipe.

Cuando en 1506 Felipe muere, Cisneros creó una regencia con los nobles más fieles a la figura de la reina Isabel y reclutó tropas. De esta manera quedaba frustrada la idea de una regencia de Maximiliano de Austria (padre de Felipe) con la intención de dejar excluida la figura del rey Fernando.

Retrato del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros (1604), por Eugenio Caxés (1575-1634).
Patrimonio Histórico Artístico de la Universidad Complutense de Madrid.

Asumiendo Cisneros una primera regencia (1506-1507), él y la reina Juana I, pidieron el regreso del rey Fernando, viendo necesaria su figura. Cuando Fernando hizo presencia de nuevo en Castilla lo hizo con el capelo cardenalicio destinado a Cisneros, otorgado por el Papa como agradecimiento. El nuevo cardenal alcanzaba en el año  1507 la cumbre eclesiástica y ese mismo año Fernando le encargó la dirección de la Inquisición. Desde ese momento su figura se hacía presente dentro de la política castellana.

 

Carlos pronto se presentaría en Castilla y para controlar la figura del Cardenal, mandó a tres consejeros flamencos de su eterna confianza, para controlar la actuación de Cisneros. Tampoco quería tenerlo como enemigo, así que le encargaron diferentes  tareas de gobierno. A pesar de tener más de 80 años, defendió con experiencia e ímpetu los proyectos y la herencia que había recibido de los Reyes Católicos.

Carlos llegó a España el 19 de septiembre de 1517. Cisneros salió a su encuentro para trasladarle aquel legado creado por  sus abuelos, Isabel y Fernando. El encuentro se produciría en Mojados (Valladolid). Esta reunión nunca llegó a producirse, ya que en el camino, el Cardenal Cisneros  fallecería en Roa (Burgos), a la edad de 81 años.

Por Beatriz Calvo Checa.

Historiadora del Arte.

This site is registered on wpml.org as a development site. Switch to a production site key to remove this banner.