Nuestra entrada de este mes concentra tres palabras: Mujer, Historia y Cine.

Mujer porque marzo está unido al día 8, coincidiendo con el día de la mujer trabajadora. A este término le sumaremos el segundo, la “Historia”, dedicada al personaje de María Pacheco, quién representó todos los valores adherentes a la lucha comunera. Y, por último, también la palabra “Cine”, porque este mes se celebra la 35 Semana de Cine de Medina del Campo.

Doña María Pacheco después de Villalar, de Vicente Borrás y Mompó. 1881. (Museo del Prado, Madrid).

Antes de adentrarnos en materia, me gustaría dedicar unas pequeñas líneas al concepto de la Mujer que se tenía en el siglo XVI, época en la que nuestra protagonista desempeñó un papel crucial. Las mujeres en este momento estaban supeditadas al hombre, bien a sus padres, bien a sus esposos. Esto le debió suceder también a nuestra heroína, María Pacheco, quien – con apenas 15 años – su padre, el Conde de Tendilla, le arregló un matrimonio con Juan Padilla, hijo de familia nobiliaria, pero quien todavía no era poseedor de ningún título. Cuenta la Historia que dicho pretendiente en un principio no fue de agrado a María Pacheco. Aun así, acepto el matrimonio que su padre le había impuesto.

Su destino hará por tanto que se una a su marido a partir de 1510, sin intuir aún la repercusión histórica que dicha alianza supondría, años después, al movimiento comunero. Los historiadores también nos relatan que el liderazgo de esta mujer se produjo durante los años más complicados del conflicto. Ser líder y mujer era sinónimo de exponerse a un gran número de enemigos. Si no fuese así, el obispo Guevara jamás la hubiese calificado de “no responder al concepto de mujer ideal”, como se recoge en las crónicas históricas, que le acuño adjetivos como  cruel, brava, revoltosa y atrevida; unos calificativos ganados desde que, tras la muerte de su esposo, María dio continuidad siendo gobernadora de la ciudad de Toledo, tomando las riendas de la revolución y manteniendo vivo el espíritu comunero.

Por otro lado, resulta curioso que la industria del cine haya apenas haya explotado un personaje como este. No obstante, cabe decir que sí destacaremos dos representaciones cinematográficas sobre su vida.

Fotograma de la película “La Leona de Castilla” (1951), de Juan de Orduna en la que la actirz Amparo Rivelles dio vida al personaje de María Pacheco.

La primera de estas adaptaciones data del año 1951 y fue dirigida por Juan de Orduña. La película, titulada La Leona de Castilla se centra en la figura de nuestro personaje protagonista. Pero antes de analizar cómo se entendió su figura creo que es necesario matizar ante qué tipo de película nos encontramos. La Leona de Castilla se rodó durante los años 50, en España, siendo un largometraje paralelo a otras tantas películas encasilladas en la categoría de películas de la “salvación nacional”. Esta temática se convirtió en un canal directo que ayudaba a transmitir un mensaje cargado, obviamente, de una ideología muy precisa. El cine de “salvación nacional” trabajaba con películas basadas tanto en biografías históricas, como en hagiografías sobre santos o personajes que, sin serlo muchas veces, eran tratados como tales. Cabe destacar el compromiso que debió suponerle a Juan de Orduña tratar, como tal, a un personaje femenino en la España del Régimen Franquista durante los años de la posguerra.

Esta primera ficción cinematográfica está basada en una obra teatral dramática anterior, titulada del mismo modo y escrita por el dramaturgo Francisco Villaespesa. En la película, el personaje de María Pacheco fue interpretado por la actriz Amparo Rivelles, quien desde mi perspectiva realizó un trabajo fabuloso y digno de destacar. Pese a la no fidelidad de determinados pasajes históricos que se recogen, la trama avanza a partir de un flash back, desde el que María Pacheco en su lecho de muerte recuerda el transcurso de su vida, a la vez que un narrador en off relata la historia de su vida. Las primeras escenas de la película presentan la historia de amor profesada por los dos protagonistas del largometraje, María y Juan, ensalzando un sentimiento pasional de la mujer hacia su marido. Pero este amor no sólo se orienta hacia la figura de Juan Padilla. Detrás de su esposo se desprende un amor pasional paralelo hacia la simbología que representa precisamente ese hombre, asociado al movimiento de la lucha comunera. Durante el nudo de la película, tras el ajusticiamiento de su marido y de los otros dos líderes comuneros, Bravo y Maldonado, se rememora la contienda de Toledo y cómo el pueblo, a continuación, le otorgó a María Pacheco el puesto de regidora de Toledo. Tras esta gesta, y pesar de la negativa de ciertos nobles de apoyar dicha enmienda, la protagonista no cedió ante la presión gracias al persistente apoyo del pueblo. Ya fuese por su liderazgo, ya fuese por ser la viuda de su marido, María Pacheco se convertiría en el estandarte de la lucha comunera. La película avanza haciéndonos testigos de las traiciones llevadas a cabo por personajes de la confianza de la heroína, quienes intentaron poner al pueblo en contra de su persona.

Entrando ya en el desenlace de este drama, Juan de Orduña también dedicó unos minutos al hijo de Juan Padilla y María Pacheco, defendiendo en lucha la memoria de su padre. Su caída supuso, inevitablemente, la desaparición del último Padilla y el fin de la revuelta comunera, al menos es lo que se intenta trasmitir en la película sin contar que en durante el hecho histórico el hijo de Padilla y Pacheco apenas tendría 5 años de edad.

La película finaliza con dos escenas en las que se recoge a las tropas del rey Carlos V entrando en Toledo, primero, y a la protagonista – montada a caballo – abandonando finalmente esta ciudad.

Fotograma de la serie de RTVE “Carlos, Rey Emperador” (2015), donde la actriz Irene Ruiz encarna a María Pacheco.

Por otro lado, la segunda “María Pacheco” que nombraré es la que todos pudimos conocer en la serie de Televisión Española, rodada en el año 2015, Carlos, Rey Emperador. En esta ocasión, a nuestra protagonista la interpretó la actriz madrileña Irene Ruiz y fue coodirigida por los directores Oriol Ferrer, Salvador García Ruiz, Jorge Torregrossa y Joan Noguera.  Durante la serie, obviamente, y tal y como era de esperar, la imagen de la última comunera desde la perspectiva del siglo XXI difiere notablemente de la adaptación que dirigió el cineasta Juan de Orduña.

En Carlos, Rey Emperador, conocimos a María Pacheco en cuatro capítulos, durante los que se le otorgó un protagonismo aún mayor, incluso, al que recibieron el resto de líderes comuneros. Desde su primera puesta en escena, María evidenció su carácter reivindicativo. A lo largo de los cuatro capítulos la trama central de la serie avanza en paralelo con los años más convulsos de su biografía. Además, en contraposición a la interpretación rodada durante la posguerra, en la serie las palabras de la protagonista irán siempre acompañadas de su propia expresión, transmitiendo al espectador un convencimiento mayor de su causa y de su lucha. En estos capítulos se interpreta el espíritu incendiario de María Pacheco, convenciendo al pueblo castellano a  sublevarse contra el mismo rey. Durante cuatro capítulos se evidencia el espíritu rebelde de nuestra heroína, quien creía más en la actuación directa y en la movilización unida, que en el camino de la diplomacia. Y, pese a que los comuneros se mostraron reacios a tomar las armas inicialmente, en Carlos, Rey Emperador María les acabaría convenciendo que, sin ellas, su contienda jamás tendría éxito. Al contrario que en la película, durante la serie se relata el paso de María Pacheco a lo largo de la revuelta comunera, pero obviando todo lo que le ocurrió tras recibir, en Toledo, la trágica carta con la que se le notificó la muerte de su esposo.

Como hemos visto, a lo largo de este artículo hemos podio analizar dos representaciones biográficas sobre un mismo personaje, María Pacheco, ambas encuadradas en diferentes momentos históricos, separados entre ellos por más de medio siglo.  No obstante, son muchos los historiadores que sostienen que la Historia todavía no ha sido justa con nuestra protagonista de hoy. Desgraciadamente, es posible que, si el nombre de María Pacheco no hubiese estado vinculado al de un personaje heroico femenino, quizá sus hazañas épicas hubieran llegado hasta nuestros días de un modo totalmente diferente.

Por Beatriz Calvo Checa

Historiadora del Arte

Bibliografía:

María Pacheco, en RTVE, la mujer en la historia.

Orduña, J. (1951) La leona de Castilla, España, Cifesa.

Ferrer, O., García Ruíz, S., Torregrossa, J. y Noguera, J. (2015) Carlos, rey emperador, España, TVE.

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