En el folio 9 del testamento cómo última cláusula del mismo establece que el testamento original firmado el 12 de octubre de 1504 sea depositado en el Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe para que pueda ser consultado cuando sea necesario. Del documento original manda hacer dos copias signadas por un notario y que a su vez debían ser trasladados a la Alhambra de Granada y a la Iglesia Catedral de Toledo.
Lo cierto es que, aunque la reina deja claro el lugar donde deberían haber sido custodiados sus documentos más importantes, hoy en día los encontramos en el Archivo de Simancas y en la Biblioteca Nacional sin poder determinar cuándo y por qué fueron allí trasladados. Parece ser que el documento estuvo en poder de Gaspar de Gricio (notario y escribano del documento) hasta que fue trasladado a la Cámara del rey Fernando el Católico y de ahí, con el paso del tiempo, al destino actual. Misterio que seguramente algún día será resuelto.