Tras la Reconquista de estas tierras del Duero, Medina fue repoblada por diferentes comunidades del norte de España, entre ellos, un grupo de palentinos decidieron asentarse en esta encrucijada de caminos con largas tradiciones comerciales y fundar una pequeña ermita dedicada a San Antolín, santo al que ya veneraban en su lugar de origen. Con el paso del tiempo aquel encuentro de caminos se convirtió en el centro económico, social y político de la Villa: la Plaza Mayor. Y aquella pequeña ermita se acabó convirtiendo en Colegiata, gracias a la bula que consiguió Fernando el Católico en 1480. Así que probablemente, de no ser por estos repobladores palentinos, el patrón de la Villa de las Ferias no sería San Antolín.