De sobra son conocidos los numerosos viajes que Isabel realizó a lo largo de su vida. Sus estancias en Medina del Campo, Segovia, Granada o Toledo, nos vienen rápidamente a la mente como lugares emblemáticos en su vida, pero hay otros que aun siendo más desconocidos son igualmente reseñables. Uno de ellos es el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe en la Puebla de Guadalupe, Cáceres, al que acudió en varias ocasiones y del que gozó en calma y sosiego.

Historia

El monasterio jerónimo de Guadalupe se encuentra en la provincia de Cáceres, en la comarca de las Villuercas. Esta zona es conocida por sus frondosos bosques de castaños y robledales que tanta fama le han dado. De ellos Isabel también disfrutó, describiendo al entorno como “mi paraíso”. Pero Isabel no fue la única monarca que gozó de estos parajes. Hay que remontarse al siglo XIV para entender la creación y el ascenso de la orden jerónima y su estrecha relación con la corona de Castilla.

Según la tradición, para encontrar el origen del monasterio hay que remontarse al siglo XIV, en concreto a la Batalla del Salado y la victoria de las tropas de Alfonso XI frente al ejército benimerín en Tarifa. El rey como agradecimiento a la Virgen de Guadalupe por la victoria, manda erigir un gran templo en el lugar que hasta ese momento ocupaba el pequeño ermitorio. Se instituía de esta forma el priorato secular de Santa María de Guadalupe y se reconocía el patronazgo en el rey y sus sucesores. El priorato secular finalizó con la entrega de éste a la Orden Jerónima. Esta estrecha relación entre realeza, nobleza y orden se establece desde los primeros momentos, ya que los fundadores de la Orden de San Jerónimo fueron nobles de la cámara de Alfonso XI. El vínculo se vio afianzado más tarde gracias a Enrique IV, quien lo eligió lugar de enterramiento y a la Reina Isabel y su relación con el jerónimo Fray Hernando de Talavera.

Fray Hernando de Talavera ingresó en la Orden en 1466. Fue consejero y confesor de la Reina y primer arzobispo de Granada. Su relación con Isabel comenzó cuando ella fue nombrada reina de Castilla y desde ese momento Isabel puso en él gran confianza encargándole asuntos de importancia. Queda patente el vínculo que se estableció entre ambos en uno de los primeros textos que Fray Hernando escribió para Isabel titulado: “Memorial para la Reyna cerca de la orden que debía tener en el despacho de los negocios”. En él se aconseja entre otras cosas a la Reina “distribuir y encomendar los negocios a personas idóneas” o “mandarles que se desvelen en la expedición d’ellos…” Además, establecía un horario para ella en el que se fijaban los días y horas de sus consultas con el contador mayor, Consejo, etc.

También participó Fray Hernando en importantes asuntos como la Paz con Portugal, las Cortes de Toledo o la guerra de Granada.

Son conocidas las estancias de Isabel en el monasterio con ocasión de sus viajes por la zona pero Guadalupe no sólo está ligado a Isabel. En el año 1516 Fernando iba de camino al monasterio a asistir al capítulo de las órdenes de Calatrava y Alcántara. Ya  muy enfermo tuvo que detenerse antes de llegar a su destino en la localidad de Madrigalejo y dos días después, el 23 de enero de 1516 fallecía en esta misma localidad.

Edificio

El actual edificio es resultado de diferentes fases constructivas que comienzan con la primitiva ermita del siglo XIII. Posteriormente, en el siglo XIV se inicia la construcción de la iglesia y el claustro que se finalizan en los primeros años del siglo XV.

El templo tiene planta de cruz latina, ábside poligonal y cubre con bóvedas de crucería estrellada. El retablo mayor se realiza en el siglo XVII con traza de Juan Gómez de Mora. La escultura es obra de Giraldo Merlo y Jorge Juan Theotocopoulo, hijo del El Greco. Los seis grandes cuadros son obra de Vicente Carducho y Eugenio Cajés. En la calle central, presidiendo el retablo se encuentra la Virgen de Guadalupe.

Es de destacar el claustro mudéjar de dos plantas en el que se encuentra el famoso templete obra de Fray Juan de Sevilla.

La sacristía merece una mención especial por poseer varias obras de Francisco de Zurbarán, ocho de ellas se encuentran en la sacristía y representan escenas con monjes de la orden. De los tres cuadros que se encuentran en la capilla adyacente y representan escenas de la vida de San Jerónimo, el más destacado es “La apoteosis de San Jerónimo”.

El Real Monasterio de Guadalupe fue declarado Monumento Nacional en 1879 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993.

Por todo ello, el Monasterio y la localidad en la que se encuentra, merecen una visita de quien desee acercarse a la historia en un entorno natural con el mismo encanto y calma que tanto deleitaron a Isabel hace ya 500 años.

Por Loreto Sacristán Guijar.

Historiadora del Arte y Gestora Cultural.

BIBLIOGRAFÍA:

CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA, F. JAVIER, “Los Reyes de España y la orden de San Jerónimo”, en “Carlos V en Yuste. Muerte y gloria eterna”. Catálogo de la Exposición, Monasterio de Yuste, 2008. Madrid 2008, pp.113-143.

DE AZCONA, TARSICIO. “Isabel la Católica: vida y reinado”. España 2004. La Esfera de los Libros.

SÁNCHEZ HERRERO, JOSÉ. “Fundación y desarrollo de la orden de los Jerónimos, 1360-1521”. Universidad de Sevilla. Recuperado de http://www.romanicodigital.com/documentos_web/documentos/C10-5_Jos%C3%A9%20S%C3%A1nchez.pdf

http://www.cervantesvirtual.com

http://www.monasteriodeguadalupe.com

 

 

 

 

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